“Tertulias de alcohol y letras”

“Tertulias de alcohol y letras”
Fedra No. 7

lunes, 11 de agosto de 2008

Albedrío permanente

La catarsis del loco y la risa

Las repercusiones catárticas en el hombre es lo que interesa a la poética con respecto al fenómeno entre: artista, creación y espectador.

Tratemos, pues, de analizar cada uno de los elementos que interviene en la catarsis, enfocados a lo trágico, pero antes ¿Qué es catarsis?

Entendamos catarsis como purga o purificación de las pasiones humanas, y adjuntemos esta concepción a la tragedia, cuya etimología deriva de la palabra griega “tragos”, es decir, macho cabrio, (apelativo que se le daba a Dionisio), como forma dramática en la que se enfrentan de manera misteriosa, inexpugnable e inevitable los tres agentes ya mencionados pretendiendo el hado de la locura que será la fase culminante de la catarsis.

Si bien definimos catarsis dentro de lo artístico, no está de más tratar sobre otras concepciones de la misma.

La liberación del peso, es decir, la emancipación del poder que cualquier situación ejerce en nuestra realidad, que se nos está volviendo pesada, es catarsis, sin importar la salud mental del individuo, pues lo catártico es inherente al hombre.

Tales realidades han de ser subjetivas para el resto de las personas que no comparten un mismo sentimiento catártico y pueden pertenecer a distintos órdenes: fisiológico, emocional, etc., dependiendo de la situación que producirá la catarsis. La fuerza de las circunstancias de los hechos en nuestras vidas constituye terror y piedad. Por tanto, es necesario liberarse de ambas situaciones, ya sea sólo de una u otra, o ambas a la vez, pues si este acto de redimir, cualquier tipo de afecto no se da, las pasiones acumuladas simplemente quedan en el hombre sin lograr catarsis, es decir, sino realizamos un acto catártico jamás expulsaremos dichas pasiones, el hecho de acumularlas no garantiza catarsis, al contrario, lo que obtendremos será impureza

Considero a la risa como una forma catarsis, pues viene a ser una forma de expulsión o evacuación muy común y natural del hombre. Una persona ríe porque de una u otra manera siente que existe una amenaza a su capacidad de controlar su ambiente y a las personas que están en él, y hasta la capacidad de controlar sus propios pensamientos y deseos. Pero también discurro que nadie ríe si una amenaza se hace muy real, pues las condiciones de la risa serán muy contradictorias, entonces se generará el sentimiento de terror y por consiguiente el de piedad, pero no catarsis.

Después de abundar sobre la catarsis ahora hagámoslo con los demás elementos importantes de este ensayo.

El artista, hombre creador e imitador, ha de formar su obra con la ambición de producir al espectador sensaciones de compasión y temor, en el caso de lo trágico, producir una sensación que lo purifique de las emociones generadas al presenciar el fenómeno artístico que genera su obra a fin de que al termino de la contemplación se sienta limpio del alma y elevado con un alto grado de compresión de si mismo y todo lo que lo rodea, teniendo en cuenta que sólo tenemos la idea de quienes somos, una cosa es lo que hacemos y otra lo que nos hace parecer lo que somos; imitaciones.

Sigamos ahora con la obra artística.

La obra artística, trágico-catártica, ha de responder a las siguientes cuestiones: qué o cuál, refiriéndose a las pasiones, sentimientos fuertes, a eximir en el contemplador de la obra, que responde a la pregunta quién, dentro de esta cuestión también está relacionado el artista, pues sin el no hay obra y por tanto no existirá contemplador ni catarsis en ambas personas.

A la forma de proceder responde la pregunta cómo En este ensayo sólo nos enfocamos a lo trágico, sin embargo en las artes que no comparten esta concepción del terror y la pasión, seguramente han de tener niveles catárticos con diferentes sentimientos, una pintura de una pareja enamorada también libera de un sentimiento al espectador.

El por qué es respondido al objetivo de este fenómeno, esto ya lo hemos tratado, recordemos que el hombre tiene necesidad de momentos catárticos para liberar sus pasiones.

En Aristóteles encontramos el término catarsis en su Poética en el ámbito de la tragedia. Considerando a la mimesis como “promotor” de la catarsis, es decir, el principio fundamental de lo trágico.

En efecto, la poesía trágica es un claro ejemplo de catarsis en los tres agentes que la conforman.

El poema trágico posee un valor teórico-intelectual-catártico-práctico. La auto-tortura del héroe, durante la obra literaria, está siempre ligada a la obtención de conocimiento, de manera obligada se ve el protagonista a adquirir un saber que lo lleve a la catarsis.

El valor teórico del poema es la condición del personaje. La valentía es ejemplo de esto, pues el héroe ha de ser valeroso para lograr catarsis.

Lo intelectual se da por añadidura, el conocimiento es claro e inmediato, lo que importa trabajar para lograr catarsis con este tipo de obras es el raciocinio.

Lo catártico lo encontramos de manera individual; en la obra, los hechos; en el espectador, como proceso causal: la acción imitada. El espectador logra el momento catártico al imitar. Sin embargo, este fenómeno se vuelve universal, pues la poesía es universal.

Lo práctico está en las consecuencias, como ya lo habíamos dicho en párrafos anteriores, el hombre necesita de momentos llenos de catarsis.

En la obra trágica encontramos, pues, un paso desde el desconocimiento hacia el conocimiento, dicho conocimiento no libera al héroe de su destrucción, sin embargo ofrece al espectador la purificación de sus pasiones.

La catarsis en este tipo de obras se da gracias a la distancia que instaura la mimesis entre el héroe y el espectador. No hay que olvidar que la noción de mimesis es fundamento de toda reflexión aristotélica y en este ensayo hay tintes de esto.

Para finalizar este ensayo, concluyo que la catarsis es necesaria en diferentes momentos de la vida del hombre, es importante saber cual es ese momento, pues sino lo sabemos, el acto catártico puede ser fallido y como lo había mencionado en párrafos anteriores, las pasiones sólo se acumularían y jamás tendremos catarsis.

Óscar E. García

Nadie es como tú

Nadie es como tú,

Olvido, será tu arma,

Buena como cualquier cosa que sale de tus palabras,

Oído ciego es lo que harás este día,

Día en el cual disfrutarás emociones y pasiones,

Ya que es uno de mis últimos textos, escribiendo terminaré

Inicio diciendo los anhelos,

Sigo tus pensamientos y el cosmos adulando.

Los anhelos perdidos en el inicio,

Inicio de los tiempos en los que te conocí,

Kaluha, mí bebida alteradora de géneros,

Éxtasis que provocas ante un tumulto de personas.

Ya termina mi verso,

Olfatee el fin del revuelo,

Último que menciono mencionando lo que mencionamos.

El texto es de todos ellos,

Sólo soy el escribano.

Fernando Iñiguez Vázquez

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